Papel del Padre en la Homosexualidad
La homosexualidad siempre ha sido un tema álgido en la historia de la civilización. Mucho se ha dicho sobre ella, en su favor o en su condena. Pero el caso es que siempre ha estado con nosotros y, en la actualidad su presencia se ha agudizado por la libertad con que ahora se pueden enfocar los temas relativos a la sexualidad.
No es que ahora haya más homosexuales que antes, lo que sucede es que ahora no les es tan necesario ocultarse como antes.
La discusión sobre si la homosexualidad es aprendida, congénita o producto de disturbios hormonales no ha terminado aún, y cada quien cree tener la mejor opinión al respecto. Pareciera que hasta el más recóndito de los ignorantes ha dedicado algún tiempo al estudio de ese intrigante fenómeno y basta con preguntarle a cualquier transeúnte en una calle para obtener una respuesta tajante, que no deje dudas al respecto.
Las ciencias de la conducta humana, (sin querer menospreciar a los miles de millones de científicos que plenan las graderías del planeta), buscan la explicación en las íntimas relaciones que se generan en la familia. En los patrones de identificación que generan los padres con su comportamiento, observable o no, uno puede descubrir la génesis de conflictos que pueden llevar a una salida homosexual.
La pareja de progenitores es la primera fuente de identificación sexual para los hijos. La relación que la madre establezca con el padre es de una gran importancia para la elección de pareja que se realizará posteriormente.
Esa relación puede ser evidente o encubierta, pero muy difícilmente escapa a la percepción de los hijos.
La unión inicial, necesaria para la vida, entre madre e hijo debe ser en algún momento interrumpida por un padre coherente y afectuoso. Si ese vínculo no recibe la participación sana de un tercero (el padre en este caso), el riesgo de una posible distorsión en la identificación con el propio sexo puede ser muy grande.
Un padre que no es admirado o valorizado por la madre constituye un factor de confusión o de conflicto para los hijos de ambos sexos.
Hombres débiles, (emocionalmente hablando), inmaduros, fríos, distantes o ausentes, violentos, arrogantes y rígidamente autoritarios se cuentan entre los padres que aparecen en las historias personales de los homosexuales.
El padre que no está en casa por divorcio o por fallecimiento no es necesariamente productor de problemas en la identificación sexual, siempre que la madre conserve un sentimiento de respeto o deseo por lo masculino, representado en su imagen.
El padre divorciado puede conservar una buena relación con sus hijos, lo cual le ganará el respeto de su ex – esposa. Puede tomar una actitud responsable hacia la familia y así evitará los efectos de la amargura y el resentimiento que se pueda haber generado con la separación, y ganarse una dosis de admiración y gratitud de no poca importancia.
La niña aprende a sentirse solidaria con ese sentimiento y lo asume como propio, para buscar su complementación futura en una figura de su sexo opuesto. En este sentido se identifica correctamente con la madre.
El varón se siente acreedor a la admiración y al valor que da la madre a la imagen del padre como representante del género masculino y, en este sentido se identifica con el padre para buscar pareja en el sexo contrario.
Aún cuando puedan existir posiciones variadas a este respecto, según los intereses o valores de cada quien, es un hecho insoslayable que el rol del padre puede ser un factor determinante en la elección sexual de los hijos.