Biberón y fórmulas infantiles
Cuando el bebé deja de ser alimentado a través de la lactancia materna para cambiar al biberón con fórmulas preparadas, toma en cuenta algunas sugerencias:
Calentar el alimento. Coloca el biberón en posición vertical sumergido en agua tibia. Evita usar el horno de microondas. Estará a la temperatura correcta cuando pruebes a verter unas gotas sobre tu muñeca y la sientas templada.
Recuesta la cabeza del bebé en tu brazo, ligeramente inclinado hacia ti y con la cabeza más elevada que el resto del cuerpo, para que pueda tragar con facilidad.
Sostén siempre el biberón en un ángulo tal que la tetina se llene de leche. De otra manera, el bebé tragará aire junto con el alimento. Cuando introduzcas el chupete en su boca ten cuidado de no empujarlo mucho.
Puedes preparar varios biberones de leche y guardarlos en el refrigerador, pero nunca los conserves por más de 24 horas.
Cuando vayas a alimentar a tu hijo, busca un lugar cómodo y tranquilo donde sentarte con él. Probablemente te resultará más agradable recostada en un sofá o en una silla baja como para apoyarlo en tu regazo.
Apoya la cabeza del niño en el hueco del codo y aguanta su espalda con el brazo. Mantén las nalgas con firmeza. Asegúrate de que no esté en posición horizontal. Debe estar en posición semisentado para poder respirar y tragar sin riesgos de atragantarse.
Cuando comience a succionar, inclina el biberón para que la tetina se llene de alimento y no se filtre aire.
A veces el bebé se queda dormido mientras come, la razón es que puede tener gases. Despiértalo y hazlo eructar.
El objetivo de hacer eructar es lograr que salga el aire que tragó durante la alimentación o durante el llanto que lo precedió para evitarle incomodidades. No obstante, cada bebé tiene una actitud diferente frente a los gases y no siempre se sienten más satisfechos por haber eructado. Espere a que el niño haga espontáneamente una pausa para hacerlo expeler los gases.
La posición adecuada para eructar es colocarlo contra su hombro y masajear su espalda con un movimiento suave ascendente, evitando las palmadas fuertes. Tu debes proteger tu ropa con una toalla o pañal de tela limpio, porque el bebé puede babear, regurgitar o vomitar un poco de leche.
Otra forma efectiva, es sentarlo en tu regazo e inclinarlo hacia delante, sin doblar su cintura. Recuerda sostener su cabeza con la mano, para que no pierda el equilibrio y se resbale hacia al frente.