Confirman eficacia y seguridad de la copa menstrual
Con un aumento general de las iniciativas dirigidas a combatir la pobreza de la época, tanto en entornos de ingresos bajos como altos, es realmente importante que las copas menstruales se consideren como una opción potencial para las mujeres y las niñas de todo el mundo. Las copas pueden durar hasta 10 años y los datos sugieren que esto significa que los costos asociados con el período podrían reducirse significativamente y ser beneficiosos en términos de ahorro de residuos».
Annemieke van Eijk hace parte del Departameto de Ciencias Clínicas de Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, en Reino Unido. Sus palabras, retomadas por el portal Intramed, resumen las conclusiones del gran estudio que lideró y que acaba de ser publicado en la prestigiosa revista The Lancet Public Health. En él, por primera vez, se hizo una exhaustiva revisión de la evidencia científica sobre la utilidad y seguridad de la copa menstrual.
El meta-análisis, como lo llaman en el mundo médico, evaluó los datos de 43 estudios que incluían 3.319 mujeres y niñas. Sus resultados son contundentes: estos artículos son seguros y eficaces. Además, generan menos desechos que las toallas higiénicas o los tampones y producen menos fugas.
En palabras del profesor Phillips-Howard, otro de los autores, lo que intentaron hacer fue evaluar y resumir el conocimiento actual que hay sobre la seguridad, las fugas y aceptabilidad de las copas menstruales para luego compararlas con otros productos de uso femenino.
“A pesar del hecho de que 1.900 millones de mujeres en todo el mundo tienen edad menstrual, gastando un promedio de 65 días al año en el tratamiento del flujo sanguíneo menstrual, existen pocos estudios de buena calidad que comparen los productos sanitarios”, dijo.
En términos un poco más detallados, van Eijk y sus colegas encontraron, tras analizar los datos de países de bajos, medianos y altos ingresos, es que, en comparación con las toallas y los tampones, el riesgo de infección no aumenta con el uso de una copa menstrual. En algunos casos, señalan, disminuyó.
También detectaron que los usuarios de las copas menstruales habían reportado una vaginosis bacteriana más baja que en quienes usaron las toallas higiénicas, de manera que podría ayudar a “mantener el microbioma vaginal saludable”.
Por otro lado, los casos de dolor que encontraron podrían estar relacionados con “variaciones de la anatomía pélvica o la posición incorrecta de la copa”. Las alergias no son frecuentes al utilizar este artículo, pero, dicen los autores del estudio, es un factor que deben tener en cuenta quienes vayan a usarlo.
Según los cálculos de los investigadores, en el mundo se utilizan 199 marcas de copas menstruales, aunque es un producto que se menciona con muy poca frecuencia en los materiales que abordan la educación sexual para adolescentes. “La falta de información parece ser global”, advierten.
Esa ausencia de información sugiere que es necesaria una etapa de familiarización con la copa que, además, genera fugas similares o menores que cuando se utilizan tampones o toallas. De hecho, en 13 de los estudios analizados el 70% de las participantes aseguraron querer continuar usándola.
“Esta revisión sistemática sugiere que las copas menstruales pueden ser una opción aceptable y segura para la higiene menstrual en los países de ingresos altos, bajos y medios, pero no son bien conocidas”, escriben en sus conclusiones.
Más adelante señalan la necesidad de que se realicen más estudios y apuntan: “Nuestros hallazgos pueden sugerir a los creadores de políticas que las copas menstruales son una alternativa a los productos sanitarios desechables, incluso cuando las instalaciones de agua y saneamiento son deficientes”.