Para el nuevo estudio, el equipo de May analizó si los beneficios se extendían a las habilidades de movimiento de los bebés.

Los investigadores comenzaron asignando aleatoriamente a 71 mujeres embarazadas sanas a tener sesiones supervisadas de ejercicio aeróbico o estar en un grupo de «control». Las mujeres en el grupo de ejercicio ejercitaron tres días a la semana durante aproximadamente una hora; podrían optar por usar una cinta de correr, bicicleta estacionaria o elíptica, o hacer ejercicios aeróbicos.

Las mujeres en el grupo de control estaban limitadas a ejercicios de intensidad ligera y podían asistir a sesiones supervisadas sobre ejercicios de estiramiento y respiración.

Cuando sus bebés tenían 1 mes de edad, un fisioterapeuta evaluó sus habilidades motoras. Resultó que a los bebés de madres que hacen ejercicio les fue un poco mejor, aunque todos los bebés obtuvieron puntajes dentro del rango de desarrollo típico.

En cuanto a por qué los hábitos de ejercicio de las madres podrían ser importantes, los investigadores señalaron algunas posibilidades: el ejercicio podría alimentar el desarrollo del cerebro fetal al aumentar el flujo de sangre y oxígeno al útero. Y podría ayudar al crecimiento y desarrollo en general a través de la liberación de proteínas llamadas factores de crecimiento.

Sin embargo, en este estudio, gran parte del beneficio del ejercicio parecía ser entre las niñas.

Aunque la investigación no puede responder al por qué de la pregunta; pero si insinúa que el ejercicio prenatal podría beneficiar más a las niñas cuando se trata de habilidades motoras.

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