Los mecanismos por los cuales estos problemas de salud materna afectan a los bebés siguen siendo desconocidos, aunque con la anemia, la asociación puede deberse a deficiencias de hierro que afectan el desarrollo neurológico, comentó Rebecca Schmidt, PhD, de la Universidad de California Davis, que no participó en el estudio sueco. .

Esta hipótesis sería respaldada por un estudio de pares de hermanos también realizado este año que indicó que el consumo de vitaminas prenatales, particularmente ácido fólico y hierro, en el primer mes de embarazo redujo el riesgo de TEA.

La infección, por otro lado, podría estar afectando a los bebés ya sea directamente, como con el virus del Zika, o como una reacción secundaria, como la respuesta inflamatoria de la madre cuando se trata de eliminar el virus, dijo Kristina Adams Waldorf, MD, de Universidad de Washington en Seattle y autor del estudio JAMA Psychiatry.

Sin embargo, otros advirtieron contra la interpretación excesiva de los estudios epidemiológicos que correlacionan las complicaciones perinatales con los resultados posteriores, como la salud mental.

«Hay muchas variables moderadoras y mediadoras que a menudo no se examinan o consideran», dijo Charles Nelson, PhD, de la Universidad de Harvard en Boston, que no participó en los estudios citados aquí.

Otro estudio publicado este mes en Cell sugiere que muchos trastornos psiquiátricos, incluidos trastornos del estado de ánimo y psicóticos como la depresión o la esquizofrenia, y trastornos de desarrollo neurológico de inicio temprano como el TEA o el TDAH, son genéticamente de base.

En este estudio genómico, los autores encontraron más de 100 variantes genéticas relacionadas con al menos dos enfermedades psiquiátricas, algunas de las cuales demuestran una mayor expresión en el segundo trimestre del embarazo y que a su vez pueden afectar el desarrollo neurológico.

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