Durante el embarazo, los órganos internos del cuerpo sufren un reacomodo por la presencia del bebé. Pueden surgir ciertas molestias como dificultad para respirar, palpitaciones, una incremento progresivo del tejido muscular del útero, además de un aumento de la vascularización, apareciendo vasos venosos, considerablemente desarrollados. El crecimiento del útero provoca el desplazamiento de los órganos abdominales, elevando el estómago y provocando acidez, se produce una elevación del diafragma y del hígado. Se observarán otros cambios como: -Desplazamiento del centro de gravedad de la mujer. La cabeza y el tronco se proyectan hacia atrás, exagerándose de manera progresiva la presión sobre espalda. -El corazón aumenta su volumen y se mueve hacia la izquierda como consecuencia del desplazamiento del diafragma. -El tórax se ensancha y la respiración se hace de tipo costal, aumentando el número de respiraciones por minuto y la profundidad de las inspiraciones. -Es habitual la aparición de caries dentales, como consecuencia de un mayor consumo de flúor, alteraciones del grado de acidez de la saliva y a otros factores aún desconocidos. Las encías en muchas ocasiones aumentan de grosor, vascularización y fragilidad capilar, por lo que pueden sangrar fácilmente. También aumenta la salivación. -La función intestinal tiende a disminuir, sobre todo a expensas del intestino grueso, lo que origina estreñimiento. -La compresión de la vejiga aumenta el volumen de orinas diarias.