La Autoestima
Todos desarrollan autoestima si reciben amor. No basta que los padres sientan amor por sus hijos. Deben saber comunicarlo y hacérselo sentir al niño. Las edades más importantes para el desarrollo de la autoestima están ubicadas entre los 3 y 10 años. En esos años se concentran en los sentimientos que se tienen con respecto a ellos y su valor personal; su autoestima empieza a depender menos de cómo lo ven los demás y del afecto de éstos.
Comienzan a influir más las ideas propias, los logros y otras fuentes sustitutivas de autoestima. En todo caso, desarrollarán autoestima, si reciben amor. Quien se pregunta si realmente los padres aman a sus hijos en el sentido literal de la palabra, ya que no basta que sienta amor por ellos, sino que se lo sepan transmitir.
Hay muchos padres que dicen que se desviven por sus hijos y, sin embargo, ellos tienen la impresión de no ser queridos, tal vez porque los padres hacen cosas que son manejadas erróneamente o dejan de hacer aquello capaz de transmitirles amor.
Hay muchas maneras erróneas de comunicar amor a los hijos. Por ejemplo: manifestarles afecto físico solamente. Son los padres que pretenden demostrarles afecto a los hijos mediante besos, caricias, abrazos y toda clase de mimos, los cuales son vitales e importantes, pero pierden valor si no se brindan acompañados de atención por sus cosas. Los besos aislados, las caricias y los arrumacos, parecen no convencer suficientemente.
Sacrificarse por ellos
Son los padres que renuncian a satisfacer sus propias necesidades, que no dedican tiempo para sí, porque están entregados a la tarea de satisfacer exclusivamente las necesidades del hijo. Esta insatisfacción permanente de sus necesidades produce malestar que se transmite a los hijos a nivel no verbal y éstos captan el mensaje de no amor.
Dedicarles todo el tiempo
Son los padres que están todo el tiempo con sus hijos, pero es un tiempo de alta cantidad y baja calidad porque está lleno de críticas, reproches, faltas de respeto, comparaciones, etc., que transmiten el mensaje, no te acepto, no te amo.
Darles de todo
Son padres que con cosas materiales pretenden sustituir la atención y el tiempo que supuestamente quieren darle a sus hijos. Utilizan los regalos como sustitutos del amor y obviamente es más fácil dar cosas del exterior que de uno mismo. El niño percibe que no es amado.
Exagerar la imagen del niño
Son los padres que le ven a sus hijos cualidades o conductas que lo realzan como personas, pero que en realidad el niño no tiene, y los lleva como un peso, haciéndole sentir al niño que de la forma como en realidad el es, no es aceptado ni querido.
Cuidarlos mucho
Son los padres que pretenden guiar y dirigir todo el tiempo a sus hijos, en una actitud de vigilancia extrema que transmite al niño «eres incompetente más que digno de amor».
Elementos para comunicar amor a los niños:
Atención Concentrada
Es estar con el niño realmente, con el pensamiento y el cuerpo en el mismo sitio, junto al niño. Es mirarlo cuando nos habla y que todo nuestro cuerpo transmita el mensaje te escucho, pero globalmente hacerle sentir al niño, me importa, te dedico tiempo de buena calidad, te amo. El distanciamiento en la interacción con los niños, el estar presente pero no en presencia, los hace sentir que no interesan que no importan.
El verdadero encuentro hace que el padre transmita: estar contigo es importante para mí y que el niño perciba: Debo ser importante ya que mis padres se toman tiempo para ocuparse de mi persona.
Algunos padres están muy ocupados trabajando, produciendo para mantener a sus hijos, lavando, cocinando, cumpliendo horario, haciendo diligencias, etc., a tal punto que son una máquina de hacer actividades sin horario, interesados al final, más por las cosas y los planes, que por la gente.
Es importante que el tiempo que se le dedica al niño pueda ser corto, pero frecuente y de buena calidad, que sea un verdadero encuentro de amor. Es contraproducente que la atención concentrada se reserve a la mala conducta nada más.
Comunicación Congruente
Existen varios elementos importantes a considerar en la comunicación y relación entre padre e hijos, que en su globalidad, y si se manejan en forma adecuada, hacen que los padres transmitan al niño: «Puedes contar conmigo, confía en mí, digo la verdad, y que el niño perciba: Puedo tener seguridad y confianza, ser honesto».
En primer lugar, los padres deben ser congruentes con su lenguaje verbal y no verbal, es decir, que si dicen una cosa, su cuerpo, sus gestos, su tono de voz deben expresar el mismo sentimiento, para que trasmitan mensajes congruentes, sólidos, sinceros, confiables. Ejemplo: cuando la madre le dice al niño «mi amor, quédate quieto» con voz suave, contenida, dientes apretados y cara y cuerpo rígidos, realmente la esta «diciendo ¿mi amor?».
Un padre no debe prometer lo que no puede cumplir, transmite al niño irrespeto y lo considera «tonto» y el niño percibe, además, que no puede confiar en alguien que engaña, que dice cosas y luego no las cumple. Los adultos utilizan este método con suma facilidad para conseguir cosas de los niños, sin pensar en las consecuencias negativas que esto trae.
A un padre le es beneficioso, tanto por él como por el hijo, darle a éste, mensaje de seguridad que transmitan al niño certeza de lo que puede esperar, por ejemplo, avisarle que va a llegar tarde, advertirle que lo llevará al médico y por qué, el camino para un paseo es largo y tedioso, etc.
Hay palabras cuyo uso es riesgoso y debemos tener cuidado al usarlas, porque pueden dar mensajes poco claros, que confundan al niño y le hagan percibir el mensaje como incongruente, no fiable.
«Pero», es una forma de decir «si» y «no» en la misma oración, es decir, que la segunda parte de la oración suele descalificar o desmentir a la primera, y quien lo escucha se siente molesto y confuso. Ejemplo: Yo te acepto pero me gustaría que no te vistieras así. Lo conveniente es sustituir el «pero» por «y», cambiar la situación de descalificación o reproche a un contexto de amor.
Sí. No. Transmiten duda, inseguridad y el niño no sabe a qué atenerse.
Siempre. Nunca. El significado literal de estas palabras es muy pocas veces acertado, existen pocas cosas en la vida donde algo puede ser siempre o nunca, y las utilizamos para dar énfasis emocional más que para transmitir una verdad, pero hacen sentir que somos exagerados o injustos, no congruentes.
Por ejemplo, ¡siempre me haces enojar!, sería más honesto decir, «en este momento estoy enojado». «Siempre» y «Nunca» es conveniente sustituirlas por «en este momento».
Debería y tiene. Son otras palabras traicioneras con las cuales es fácil querer decir que hay algo malo en tí, que de alguna manera te has equivocado al valorar.
A menudo el uso de esas palabras le señala implícitamente su «estupidez» a alguien. Ejemplo: «Debiste hacer las tareas temprano». «Debiste haberlo conocido mejor».
Expresión y Aceptación de Sentimientos
Los padres deben aceptar y expresar sus sentimientos y permitir lo mismo a los hijos, de tal manera que transmita al niño: «soy auténtico, no perfecto y acepto lo que sientes» y el niño perciba: «está bien que yo sea yo, puedo ser auténtico y espontáneo».
Nos cuesta mucho expresar nuestros verdaderos sentimientos y entonces los expresamos mezclados, utilizando, además, la incongruencia ente el lenguaje verbal y no verbal, transmitiendo deshonestidad, poca sinceridad e incongruencia ante lo que sentimos y lo que hacemos.
Nos cuesta expresar nuestros verdaderos sentimientos por imitación a otra persona, por temor a la desaprobación de los demás, por temor al manejo de ciertas emociones, por no ponernos en contacto con nuestros sentimientos reales, por miedo a que nuestra sinceridad hiera a los demás, etc.