Quererle como Es
Así como todos los niños tienen distintas facciones, también difieren en su desarrollo. Uno puede desarrollarse más deprisa, ser fuerte, sentarse, levantarse y andar pronto; en suma, ser una especie de niño atleta. Pero ello no quiere decir que aprenda con más facilidad cuando se trate de hablar, o emplear hábilmente sus deditos, pues incluso una criatura atlética que se mueva, se incorpore y gatee desde muy temprano, puede aprender a andar con retraso.
Un niño físicamente adelantado puede retrasarse en la dentición o viceversa, otro demuestra mucha inteligencia en la escuela puede haber tardado tanto en hablar que sus padres ya se sintieron alarmados, en tanto que otro que comenzó a hablar precozmente, es de una inteligencia sencillamente normal.
Citamos estos ejemplos porque nos demuestran hasta que punto los diversos elementos que componen la personalidad humana pueden desarrollarse a distintos ritmos.
Este habrá nacido para tener huesos recios, hombros cuadrados y buenos músculos, en tanto aquel otro será siempre una persona delicada, de constitución más bien frágil. El primero parece haber nacido únicamente para ser obeso, y si adelgaza como consecuencia de cualquier enfermedad, recupera su peso en cuanto sana; Los disgustos que tenga durante la vida no lograran jamás hacerle perder el apetito.
El otro será siempre delgado, aunque coma alimentos más nutritivos, aunque su vida sea tranquila y transcurra feliz. Quiera y aprecie a su hijo tal como es y no piense usted en las cualidades que carezca. No damos consejo por puro sentimentalismo.
El niño que se sienta apreciado por sus padres, por ser como es, aunque sea muy feo, aunque este mal constituido, aunque carezca de inteligencia notable, crecerá confiado en sí mismo y será feliz; su mente se desarrollara de tal modo que podrá sacar el máximo provecho de su capacidad, aprovechara cuantas oportunidades se le presenten en la vida y hasta superara las imperfecciones que la Naturaleza le ha deparado.
Pero el niño que jamás ha sido apreciado tal como es, que siempre ha sentido la falta de algo, las comparaciones enojosas de sus padres, este crecerá desconfiado de sí mismo y su inferioridad le incapacitaran para aprovechar plenamente la escasa inteligencia, su poca habilidad, o su poco agraciado aspecto.
Si empieza su vida con cualquier defecto físico o mental, mucho más lo sufrirá cuando sea mayor, y la experiencia demuestra que toda persona que padece alguna deformidad tiene mil medios de compensarla con otras cualidades intelectuales o morales.
Aunque contadas veces, puede ocurrir que un niño se desarrolle con lentitud excesiva: no mantiene erguida la cabeza, no responde a ninguna seña, ni parece interesarse por cuanto le rodea, nada en su evolución corresponde a los signos externos que se observan en las demás criaturas de su misma edad.
¿Que debe hacerse en este caso? ¿Olvidar? ¿Conformarse? Sería llevar las cosas demasiado lejos. Algunos de estos niños han nacido así y no hay remedio mágico que pueda hacerlos cambiar, en tanto que otros padecen alguna enfermedad quepuede curarse y deben ser tratados cuanto antes. He aquí otra razón poderosa que aboga a favor de la visita medica periódicamente.