En casos severos, la ingesta elevada de mercurio durante el embarazo a veces resulta en la pérdida del olfato, la visión o la audición en el bebé, así como defectos de nacimiento, convulsiones, coma e incluso la muerte del bebé.

Curiosamente, algunas investigaciones sugieren que la exposición al mercurio al comienzo del embarazo puede no tener efectos negativos en el comportamiento, el desarrollo o la función cerebral de un niño, siempre y cuando la madre comiera pescado durante el embarazo.

Esto sugiere que ciertos compuestos en el pescado pueden contrarrestar los efectos negativos del mercurio. Sin embargo, se necesita más investigación en el tema antes de poder llegar a conclusiones firmes y concretas.

Además, las mujeres embarazadas deben evitar comer atún crudo para minimizar el riesgo de infección con Listeria monocytogenes, una bacteria que puede tener efectos devastadores en el crecimiento y desarrollo del infante.

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