Buenos hábitos culinarios
Te presentamos una lista de consejos útiles para que tengas la acostumbres de nutrirte sanamente durante tu embarazo y puedes enseñarle a tu hijo en el futuro a valorar las comidas.
-Bebe agua en grandes cantidades. Entre un litro y medio y dos litros diarios, sin gas y de baja mineralización. El líquido te ayudará al buen funcionamiento de tus riñones y del intestino.
-Rígete por horario. Durante el embarazo es prudente que no te saltes ninguna comida. Comer a tus horas te mantendrá en forma, te evitará pasar hambre y podrás prevenir la hipotensión. En lugar de hacer tres comidas, intenta hacer cinco, en pocas cantidades.
-Come platos sencillos. La digestión durante el embarazo puede ser muy lenta y algunas comidas pueden provocarte severas molestias. Recuerda que eres más susceptible al estreñimiento. Conviene eliminar de la dieta aquellos platos muy condimentados, las frituras exageradas y los picantes.
-Mastica cada bocado varias veces. Es adecuado que no te atiborres los alimentos rápidamente, puedes atragantarte. La comida te saciará más si te alimentas despacio y llegará al estómago mejor preparada para la digestión.
Planifica tus comidas. Es apropiado que tengas en mente lo que quieres comer antes de que llegue la hora. Puedes intentar escribir en una hoja el menú de la semana y colocarlo en un lugar visible. Si trabajas fuera de la casa, tarta de dejar cocinada desde la noche anterior la comida del día siguiente. Al menos, ten claro lo que comerás mañana.
Involucra a los demás miembros de tu familia. Para diseñar el menú puedes pedir la colaboración de tu pareja y preguntarle lo que quiere, dentro de tus nuevos parámetros gastronómicos. Explícale a tus parientes las razones que te obligan a comer de una forma distinta y pídeles ayuda.
-Atención con los antojos. En ocasiones te saldrás de la dieta establecida para comerte cualquier cosa. Lo importante es que lo consideres siempre un premio a tus esfuerzos, por haber dejado de fumas, por mantener tu peso, por lo que tú quieras. Puedes hacerlo una vez a la semana pero no se vale repetir.
– Luz en la casa y oscuridad en la calle. Cuando comas en un restaurante procura mantener tu dieta. Aunque no estés en casa solicita al mesonero sólo aquello que debes comer. Acostúmbrate a elegir platos sencillos y no dejarte llevar por la presión de los demás. Cuidado con las copitas de vino y las bebidas alcohólicas en general.
-Aprende a decir «no». Tú sabes lo que es mejor para ti. Si te invitan a comer en otra casa, con los amigos o los parientes lejanos, comenta lo que debes comer y lo que debes evitar para que los anfitriones que desconocen de tu dieta. No permitas que sus insistencias te hagan comer más de lo establecido.
-Usa tu imaginación. Numerosos platos de la cocina mediterránea están totalmente permitidos, sobre todo la paella. Puedes explorar y crear tus propias combinaciones. Pídele recetas a otras embarazadas, averigua nuevas recetas, especias y métodos alternativos de cocinar.
-Mide tus tragos. Cuando salgas a celebrar ni se te ocurra tomar más de una copita de licor. Si eres muy aficionada reserva sólo una ocasión cada quince días para tomar con tus amigos. Bebe cerveza sin alcohol y prefiere siempre un aceituna a una papa frita. Ambas tienen muchas calorías pero al menos la aceituna es más saludable.