Algunos especialistas en la materia consideran que el hábito de mirar la TV contribuye a la obesidad en los menores e incide en la agresividad de los escolares.

La recomendación pediátrica más controversial se refiere a que los padres eviten el contacto televisivo en los bebés menores de dos años, porque se ha demostrado que el cerebro de los lactantes necesita interacciones directas con sus padres para crecer sanamente. Los nenes no sólo reconocen los estímulos visuales y auditivos, sino también el contacto físico y la comunicación gestual. La televisión interfiere en ese proceso social porque no satisface todos los requerimientos del bebé sino que se limita a proporcionar respuestas bidimensionales.

Los expertos también recomiendan eliminar los televisores de las habitaciones de los niños para que los padres puedan controlar más fácilmente los programas que miran sus hijos y puedan inculcarles otros valores. Consideran que se debe limitar el horario de exposición a la TV de 5 a 7 horas semanales y proponen que la criatura pase el doble del tiempo inmerso en ejercicios del lenguaje, como escuchar cintas grabadas de cuentos o canciones, con soportes escritos.

 

¿Cómo utilizar la TV como herramienta educativa?

– Preguntar al pequeño algunos detalles que le ayuden a concentrarse y mantener la atención en aspectos de sus programas favoritos.

– Discutir los estados de ánimo de los protagonistas de las historias y reinventar las secuencias después de finalizada la emisión.

– Hacer predicciones sobre lo que ocurrirá durante el programa, inducir la curiosidad y preguntarle a los menores su opinión sobre lo que observan en la pantalla.

– Para limitar el número de comerciales que ven los chicos en TV se pueden grabar los programas infantiles en VHS, saltando los anuncios publicitarios.