Cuidados de los oídos en bebés recién nacidos
La mejor oportunidad para proteger los oídos del bebé, es cuando aún no le han dado de alta en el hospital. Los menores deben estar bajo constante supervisión los tres primeros meses de vida, porque pueden desarrollar problemas auditivos. Aunque son pocos los bebés que vienen al mundo con este tipo de afecciones, en los Estados Unidos, uno de cada mil niños nace sordo.
El desarrollo de las habilidades lingüísticas suele aparecer durante los tres primeros meses y la disminución de la agudeza del oído puede interferir con la sana evolución del lenguaje, el crecimiento social y emocional.
Actualmente, existen diversos métodos para identificar las molestias auditivas. Algunas enfermedades infantiles están asociadas a factores de riesgo, tales como, antecedentes familiares y el bajo peso al nacer. Sin embargo, estos criterios fallan entre un 50 ó 70 % al momento de diagnosticar las dificultades auditivas.
Los recientes avances tecnológicos están orientados a incrementar los métodos preventivos. Existen dos procedimientos universales: las emisiones otoacústicas y las audiometrías. El examen de la emisiones otoacústicas mide los sonidos inaudibles, de bajo nivel, que ocurren en el oído interno.
Esta demostración puede aplicarse a los recién nacidos antes de abandonar el hospital.
Los niños que no aprueban satisfactoriamente el test de las emisiones otoacústicas deben ser sometidos a una audiometría para medir las respuestas cerebrales, donde se evalúen las funciones del nervio auditivo y las partes del cerebro involucradas en el proceso de audición.
Mientras la audiometría es un método costoso, que requiere mucho tiempo y tiene dificultades técnicas; las recientes investigaciones de las emisiones otoacústicas demuestran que son exámenes rápidos, económicos y no invasivos, para ser aplicados a los recién nacidos desde un primer momento.