La cesárea puede alterar la salud intestinal del bebé
Muchos ginecobstétras consideran la cesárea como la manera menos riesgosa de atender un parto, pero no siempre es así. Debido al incremento desmesurado de este tipo de prácticas, calificado por muchos médicos del ramo como «epidemia de cesáreas» que se vive alrededor del mundo, dicha práctica acaba de recibir una razón más para que sea abordada de manera urgente.
Según un estudio reciente que será presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, en Amsterdam, y al cual tuvo acceso el diario los bebés que nacen por cesárea tienen bacterias intestinales menos buenas, lo que los hace más propensos a sufrir infecciones.
Para llegar a esta conclusión un equipo de científicos recolectó la materia fecal de 120 bebés diez veces durante un año, incluyendo el primer popo que hacían en su vida, y analizó su microbiota. Mientras 46 de los recién nacidos habían nacido por cesárea, 74 habían nacido por parto natural.
Para prevenir que el consumo de antibióticos pudiera alterar los resultados, las madres sólo podían tomarlos, si era necesario, después de que tuvieran sus niños, así previniendo que la microbiota intestinal del bebé se viera afectada.
Finalmente, al revisar las diferencias entre uno y otro grupo, los científicos notaron que “los bebés nacidos por cesárea eran más lentos para adquirir ciertas bacterias buenas que son importantes en la digestión de la leche”, explica The Guardian. Además, tenían niveles más altos de ciertos tipos de bacterias potencialmente dañinas que los que nacieron de forma natural.
A largo plazo, también explica el estudio, los bebés que tiene mayor nivel de bacterias dañinas tienen mayor riesgo de sufrir infecciones respiratorias en el primer año de vida.
Cabe recordar que este no es la primera investigación que encuentra una relación negativa entre los partos por cesárea y la salud del estómago en los bebés. En el 2016 un estudio publicado en la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine concluyó que bebés nacidos por cesárea eran más propensos a ser obesos cuando adultos.
¿La razón? Cuando los bebés no nacen por parto natural se pierden de las bacterias que se hallan en el canal del parto. Bacterias que, a la final, colonizan el intestino del bebé y pueden cambiar el metabolismo del cuerpo e, incluso, el hambre que sentimos.