La mujer con aborto espontáneo tiene mayor riesgo de depresión
Las mujeres que sufren abortos espontáneos tienen más del doble de riesgo de sufrir depresión, según un trabajo de investigadores de Nueva York publicado en The Journal of the American Medical Association. Richard Neugebauer y sus colegas del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York estudiaron la frecuencia de trastornos depresivos mayores en 229 mujeres que habían sufrido abortos espontáneos y la compararon con la de 230 mujeres de la misma comunidad que no habían estado embarazadas el año anterior.
Las mujeres que abortaron tenían una probabilidad dos veces y media mayor de sufrir depresión que aquéllas que no habían estado embarazadas.
El riesgo de depresión era cinco veces mayor en las mujeres que abortaron que no tenían niños.
En mujeres que sufrieron abortos espontáneos pero que ya tenían hijos, el riesgo de deprimirse fue sólo ligeramente mayor.
Los resultados han de impulsar a los médicos a vigilar a las mujeres durante las cinco semanas después de sufrir el aborto, especialmente a aquéllas que no tengan hijos o que cuenten con un historial de trastorno depresivo mayor.
En estas mujeres de alto riesgo, han añadido, ha de pensarse referirlas a un profesional en salud mental para que las evalúe y proporcione un tratamiento adecuado.
Entre un 10 y un 20 por ciento de los embarazos acaban en abortos espontáneos. En Estados Unidos, aproximadamente medio millón de mujeres abortan espontáneamente cada año.
Para muchas, el aborto es un episodio físicamente traumático que representa la muerte de un hijo y la interrupción de la planificación familiar. También puede crearles dudas sobre su competencia reproductiva, ha señalado el estudio.
Entre la cohorte de estudio, un 10,9 por ciento de las mujeres que abortaron espontáneamente experimentaron depresión, mientras que un 4,3 por ciento de las otras mujeres se vieron afectadas.
La depresión apareció generalmente durante el primer mes después del aborto.
Los resultados han sugerido que la presencia de hijos reduce el riesgo de la mujer de sufrir enfermedad depresiva asociada con la pérdida del embarazo.
Si este efecto protector afecta también al caso de otras pérdidas, como la muerte del cónyuge, sería materia de otro estudio.