Manteniendo aseada la ropa del bebé
Antes de llegar a la casa con el recién nacido es preciso lavar todo que tocará la piel del niño. Desde este momento la higiene debe ser la norma en tu hogar, sobre todo para que la criatura no contraiga enfermedades y si ya está contagiado, entonces puedas cumplir adecuadamente el tratamiento de malestares como sarna, hongos, dermatitis, tiña, parásitos, etc. Esto incluye mantener limpias tanto las prendas de vestir (franelas, medias, ropa de dormir, pantalones, etc.) como los implementos (toallas, baberos y pañales de tela, sábanas, cobijas y sillas forradas del carro).
Para remover las manchas de comida de la ropa del bebé es conveniente enjuagar la superficie sucia, tan pronto como sea posible, con abundante agua. Usa jabones hipoalergénicos y suavizante, si lo deseas. Es probable que quieras limpiar con cloro aquellas manchas pegajosas e inconfundibles de compotas, potajes, purés y alimentos sólidos que usualmente ingieren los bebés de entre 6 y 7 meses.
No te excedas en el uso de estos productos que pueden dañar las fibras y los tejidos de la ropa. Evita en lo posible mezclar las mismas sustancias pero de marcas diferentes, porque cada fabricante conoce su producto y generalmente, si son competencia, intentarán añadir componentes diversos que al combinarse pueden reaccionar negativamente en el consumidor, provocando alergias o escozor en la piel.
Cuida la naturaleza, evita aquellos productos que son dañinos al ecosistema. Prefiere siempre los biodegradables y los que no perjudican la capa de ozono, abstente con los aerosoles.
Recuerda al lavar toda la ropa de tu hijo y sus implementos diarios, observar las indicaciones del fabricante, en el reverso de las etiquetas. Allí encontrarás la información pertinente al producto; su forma de planchado, su tolerancia al cloro, el secado (en máquina o al sol) y si es preciso lavar al seco en una tintorería especializada.