Parto de la placenta
Es importante que las embarazadas sepan que el parto no termina después de expulsar al bebé, luego viene la placenta.
Generalmente, ésta sale espontáneamente al cabo de 20 minutos o menos luego de dar a luz y en muy raras ocasiones sobrevienen dolores o hemorragias.
Se considera sangrado anormal después de la placenta, cuando la mujer tiene una pérdida superior a un litro de sangre en las siguientes 24 horas aunque se produzca lentamente. El médico o la enfermera cuidarán de ti, pero si tienes dudas o piensas que sangras demasiado consúltales inmediatamente. Si levantas los pies o si elevan tu cama acumularás la sangre en la vagina pero cuando te pares o necesites ir al baño, se precipitará en grandes cantidades.
¿Qué origina el sangrado después del nacimiento del bebé?
-Los desgarramientos, originan pequeñas o grandes pérdidas en el útero, la vagina o la cérvix. El examen médico los mantendrá bajo control. Un bebé muy grande, una pelvis pequeña, tejidos que no se dilatan o un alumbramiento demasiado precipitado originan desgarramientos. En contadas oportunidades, hay coágulos de sangre y debe intervenir el médico para detectarlos y corregir las complicaciones.
-Pedazos de placenta que permanecen alojadas en tu cuerpo pueden ser la causa del sangrado excesivo. Cuando existen sospechas de que en el útero todavía hay sobrantes de placenta el médico retirará los sobrantes y sólo en contadas ocasiones será necesario utilizar instrumentos quirúrgicos.
-Es muy común que el útero no se contraiga y comprima los vasos sanguíneos que proporcionan sangre durante el embarazo. En este proceso el útero queda flojo y los vasos sanguíneos continúan sangrando aún cuando el parto haya finalizado. El problema se soluciona con masajes en el vientre y medicamentos especiales para este tipo de sangrado, que provocarán la reducción del útero.