El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad del colágeno que afecta a la piel, mucosa oral, superficies serosas, articulaciones y riñones. Se caracteriza por inflamación a nivel de esos órganos, y presenta etapas de crisis. Los riesgos de una mujer embarazada con lupus dependen de cómo se encontraba la mujer en el momento de embarazarse, las pacientes lúpicas que entran al embarazo sin estar en crisis lúpica generalmente tienen una buena evolución y deben seguir tomando su tratamiento (los esteroides no están contraindicados en el embarazo). Si por el contrario se encontraba con el lupus en su forma activa tiene que seguir un control estricto con el médico que la controlaba y el obstetra, ya que tiene riesgos de nuevas crisis, aunque actualmente no se justifica el aborto terapéutico, excepto en casos graves.
Con respecto al embarazo esta paciente tiene riesgo de abortar de manera espontánea, presentar parto prematuro, así como muerte fetal. De allí la importancia de un buen control de la madre y de realizar pruebas de bienestar fetal (ecosonograma, monitoreo del corazón fetal, etc) para prevenir complicaciones. La mayor parte de los bebés de las pacientes lúpicas son normales, algunos pueden presentar erupción cutánea al nacer, la cual desaparece en tres meses. No hay pruebas de que el lupus se herede. De todos modos el bebé debe ser evaluado por un pediatra para descartar problemas poco frecuentes (cardiopatía congénita). La madre puede amamantar a su bebé si lo desea.
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